El orden y la limpieza son esenciales en nuestras vidas. Aunque a veces no lo percibimos, un estado personal alterado e irritable puede derivarse de la ausencia de éstos en tu apartamento. Si vivís solo, el caos afectará tu carácter causándote malestar; mientras que, si convivís con más personas, alterará tus relaciones generando conflictos.
¿Cómo mantener el apartamento limpio y ordenado?
Una buena organización del espacio
Si tenés la posibilidad de amueblar el apartamento, te recomendamos elegir piezas funcionales, fáciles de mover y limpiar, con colores que aporten luz, y con abundantes lugares para almacenar. Eso es todo lo que un profesional joven necesita en su vivienda. Si no contás con esta opción, siempre podrás más adelante redistribuir el área en pos de una mejor organización, recurriendo a algunas de las miles de alternativas para aprovechar espacios sin uso.
El orden básico
No es más limpio el que más asea, sino el que menos desordena. Cada cosa tiene su lugar y es ahí donde debe retornar después de su utilización. El simple orden ya transmite una sensación de pulcritud y limpieza, al tiempo que te facilita las tareas de mantenimiento.
Establecer rutinas
Una organización de las tareas diarias, semanales y mensuales, será necesaria para que las cosas no se acumulen. Dejá para el diario las rutinas imprescindibles y fáciles. Otros quehaceres, como el lavado o planchado, podés programarlos semanalmente o cada cierta cantidad de días, agendando las limpiezas en profundidad de manera más espaciada.
Invertir en buenas herramientas auxiliares
Los electrodomésticos facilitan las cosas, y contar con medios de limpieza eficaces y en buen estado hará mucho más llevadera cualquier tarea.
El orden y la limpieza es responsabilidad de todos
El apartamento es de uso común y todos deben cumplir con responsabilidades en cuanto al orden y limpieza; acordes a su edad, capacidad y disponibilidad de tiempo. Tenés que darte un momento para coordinarte con los demás para organizar las tareas de cada uno.
El bienestar depende, en gran medida, de lo que seamos capaces de hacer con nuestras vidas y la forma en que cuidemos el principal refugio con que contamos: nuestro hogar.