A la hora de adquirir un apartamento conviene tener en cuenta que su valor puede fluctuar a lo largo de los años, y lo hará para bien o para mal. Esto se debe a que el precio de los bienes raíces no escapan a las leyes básicas de la economía, como la de la oferta y la demanda; aunque, en el caso de un inmueble, existen factores que inciden directamente en su valor.
Factores intrínsecos
En principio, las variables que mayor impacto pueden tener en el valor de su apartamento son las vinculadas directamente al mismo. El más evidente es su estado de conservación. Descuidar el mantenimiento del inmueble suele traducirse en valoraciones a la baja significativas.
Otro factor que afecta directamente en el valor de los bienes raíces es el conjunto de las instalaciones (aire acondicionado, extractor de grasas, etc) y la posibilidad de ampliarlos o mejorarlos. Es decir, a mayor flexibilidad en la edificación, mayor valor potencial tendrá la vivienda. Una variable que suele ir ligada a la calidad de la constructora y su prestigio, así como al tamaño y la distribución de los metros cuadrados.
Factores ambientales
El tamaño no siempre importa, ya que un apartamento de menor tamaño puede alcanzar un precio mayor en el mercado si su ubicación es mejor. No solo es cuestión de las vistas que pueda tener, la luz que ofrezca o la orientación de la torre. Se trata de la zona.
Está claro que el valor de una torre de apartamentos en pleno centro será necesariamente superior al de un inmueble en las afueras. Aunque, por otro lado, si el entorno es poco seguro y la urbanización impredecible, las expectativas en el valor del inmueble serán peores. Tampoco se puede esperar una valorización positiva si los servicios públicos y negocios de la zona son escasos.
Afortunadamente, los proyectos GIP tienen ubicaciones privilegiadas en el Gran Área Metropolitana, lo que permite que el valor de los apartamentos no se deprecie con el tiempo.